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Leda María Vergara

María Paula Quintero

¡Fundacoofisam, Coofisam y la Fundación Bolívar Davivienda, inspiraron nuestro ser! Ahora creemos en el potencial de todas nuestras mujeres, tenemos la magia para soñar, nosotras sembramos entereza, y emprendimos para cooperar con el progreso del territorio.

 ¡En el campo brillan los sueños de las mujeres emprendedoras!

El reloj marca las 5:00 a. m. los rayos de sol atraviesan la ventana de mi casa, en la vereda Los Andes de Planadas – Tolima, aprecio el verde de las montañas. Con alegría emprendo mi jornada, tomo mi primera taza de café, y me pregunto, ¿tienes la capacidad de reconocer un espíritu revestido de persistencia? Creo que no, para conocerlo debes iniciar un espléndido viaje por los campos de Colombia, así descubrirás el brillo de la mujer campesina, aquella que representa felicidad y valentía.

Soy Leda María Vergara, mujer caficultora, amo a mi familia. Integro la Asociación de Productores Ecológicos de PlanadasASOPEP, en la cual me desempeño como secretaria de la Junta Directiva, lidero el Comité de Mujeres Arte, Vida y AlmaAVA, y soy asociada a la Cooperativa Coofisam. Mi admiración está focalizada en las mujeres que labran la tierra, las que riegan sus cultivos y recogen los frutos de las fincas. 

En el año 2019 Fundacoofisam llegó a nuestro territorio, y con el soporte institucional de Coofisam y la Fundación Bolívar Davivienda, nos ofreció el Proyecto Mujeres Rurales Solidarias y Emprendedoras. A través de ASOPEP, tuve la posibilidad de conocer esta iniciativa, que me permitió navegar en el mar de las posibilidades, remando hacia experiencias que me llevarían a nuevos puertos.

Con las mujeres de la asociación aceptamos el reto, construimos nuestro mapa de sueños, marcamos la meta, y para conquistar ese nuevo horizonte, enfrentamos la marea y visitamos las costas del aprendizaje. En cada una de ellas hubo acompañamiento profesional, era increíble, teníamos un maravilloso espacio donde a diario construimos saberes y conocimientos colectivos. Fue sorprendente, cada una de nosotras identificó las materias primas de las fincas, entre ellas seleccionamos productos como el café, la cidra, el cacao y algunos cítricos.

El desafío era mayor, ahora debíamos iniciar el proceso de transformación de los alimentos, esta fue una significativa aventura ¡SORPRESA! Logramos darle valor agregado a las materias primas; como fruto de nuestro amor y dedicación, obtuvimos deliciosos cupcakes, dulces mermeladas, sabrosos antipastos y las mejores trufas de chocolate. Era extraordinario, en nuestro rostro se pintó una inmensa sonrisa, con ella ratificamos que el trabajo colaborativo era la clave para descubrir el tesoro que tanto anhelábamos.

Durante la emergencia sanitaria Fundacoofisam estuvo cerca de nosotras, nos capacitó de forma virtual, y empleando los protocolos de bioseguridad regresamos a la presencialidad. El cuidado aumentó, con mascarilla y desinfección constante acercamos nuestros corazones, y tomadas de la mano caminamos para llegar a la etapa final, en esta desarrollamos una estrategia de venta y llevamos a cabo jornadas de presentación, degustación y comercialización, de esta forma la comunidad conoció los productos, generamos ingresos en casa y promovimos el emprendimiento local.

Al cierre del año 2020 llegamos a la cúspide, adquirimos certificación  en gestión de negocios para la industria frutícola, dinamizamos nuestro Comité AVA y gestamos apropiación de nuestro rol como mujeres rurales. La inspiración brilló en nuestro corazón, actualmente tenemos un macro proyecto que cree en las mujeres campesinas, pues conformamos un restaurante orgánico; así vamos a comprar los productos la región, aportamos en la dinamización económica y generamos bienestar en la comunidad.